Cada uno tiene sus manos y sus pies. Y sus equilibrios. Y sus pesares.
Me gusta hablar del equilibrio de las sábanas y de las pieles adictivas antes de cantar el No te salves de Benedetti. Tiene todo el sentido.
A veces "no salvarse" es engancharse a aquel olor, aquel sexo, aquella mirada. Porque seguramente es necesario, es lo que tiene que ser en aquel momento. Es lo único que te sostiene. A ti, tu mochila, y la de algunas más que estuvieron antes que tú.
Y a veces "no salvarse" es mirarle con ternura, estremecerse de placer una vez más y decirle adiós, agradecida.
Cada uno tiene sus "no salvarse".
Gracias, Ernesto Frattarola www.ojalancia.blogspot.com, por ayudarme a dejar salir estas letras... que en el fondo no sé si son letras, o poemas, o yoquesequé... Necesitan salir, y están mejor fuera que dentro, en eso estamos de acuerdo. Son buena gente.