Primera estrofa del tema:
I give my voice to
the Father
Oh Lord, you know, I
have something to say.
Take my song, take
all of me.
Take my whispers,
take my fears
Living on, every day.
In the night I’m so
lonely.
At the cross I have
nothing to say.
In my life I feel
crying alone, sometimes.
I need your hug to
feel at home.
Es esta voz que no
calla.
Rota y sin luz no se
deja vencer.
Es la canción que
pongo ante ti.
Es la vida, son las
dudas,
Lo que soy, lo que
doy
Es poco ya sé.
Sola aquí
Con la noche y sus
silencios
Qué decir
Ante tanta cruz,
señor.
Si la vida es un
grito que se ahora.
Abrázame, dime quién
soy.
Ha llovido mucho desde entonces. Estaba cansada de buscar solución a mis problemas de voz.
Durante muchos años, como maestra en activo, los lunes entraba a las 9 de la
mañana en clase, con una voz más o menos sana, y los viernes, literalmente, no
podía hablar. La sensación de angustia de los jueves por la tarde, cuando veías
que aún quedaba un día de clase y que no había más sonido en ti, era
desoladora. La voz rota y sin luz sonaba, como podía, en los ensayos de IRAY
(ais… qué musas! Quants orígens i coses viscudes per primer cop!). La voz, a
pesar de estar velada, no se dejaba vencer. Quería más.
Y eso, semana tras semana, abonaba la idea de que no había
solución, de que cada vez iba a ir a peor, de que nunca mejoraría. Era
realmente un grito que se ahogaba.
En la escuela donde trabajaba (mi cole de toda la vida) me
dijeron que si cogía la baja por unos nódulos no me volverían a contratar. Así que me ayudaron a
ir gestando el nódulo que más tarde me operarían. Desde aquí les agradezco la
intransigencia (yo tenía 24 años), porque gracias a ese quiste pseudo-seroso y
la dura rehabilitación comenzó un proceso de aprendizaje sobre la voz, el
cuerpo, la anatomía, la persona, la emoción, las relaciones… ¡Madre mía, lo que
me hubiera perdido si me hubieran dejado descansar! –no es para nada irónico,
aunque hasta a mí me suene a “rintintín”,
porque en el fondo fui yo misma la que no me permití el descanso que
necesitaba.
No sé cuántas puertas he tocado buscando la pócima mágica.
¿Profes de canto? Todos. Y de todos los estilos. Gloria Denicola. Dani Alonso.
Susanna Doménech. Ingrid Ustrell del conservatori de Badalona. Escuela Eòlia.
Ángela Cervantes. Emmanuel Djob. Y paro.
Cuando llegué al primer seminario de Voice Craft vi el cielo
abierto: ¡Bien! ¡Alguien que me habla de la anatomía de la voz, y no de
pajaritos y nubes rosas! Helen Rowson, una vez más, fue un punto de inflexión
importante.
Hay una anécdota curiosa. Yo fui al seminario con el
diagnóstico de que mis nódulos se habían vuelto a reproducir después de la
operación. La revisión de 6 meses atrás así lo había corroborado. O sea, estaba
desesperada. Sin saber dónde acudir.
Durante una audición individual con Paul Farrington, como
parte del curso, me escuchó cantar, me ancló la musculatura de la espalda ante
todo el auditorio (traducido, me empujó por detrás mientras cantaba y me hizo
la vida imposible muscularmente, hasta que dejé de cantar sólo con mis neuronas
y pasé a cantar también con mis riñones). Y después me dijo: no escucho tus
nódulos. Yo pensé que me animaba. O que se equivocaba. O las dos cosas. A los
15 días la foniatra me confirmaban que ya se habían ido. Oh yeah…
El trabajo con Sandra Ortega durante dos años me ofreció la
continuidad que necesitaba. Me desatascó, vocal y emocionalmente. Y me dio alas
para seguir caminando yo sola.
Cuando alguien viene a casa, para hacer clase individual de
VOZ Y CUERPO, y tiene dificultades para cantar, no puedo evitar pensar en lo
que esa persona realmente necesita. Muchas veces, no es cantar, o hacerlo
mejor. Quizás es tener una hora para escucharse a sí misma. Para entrar en
contacto con su ritmo. Para hablar más. O para descubrir el silencio. En todo
caso, me centro en su demanda, y disfruto del lujo de estar trabajando para
alguien que busca dentro suyo, y te brinda el honor de acompañarla en un
trocito del camino.
Agradecimientos por la letra:
Súper Mon de Gospel Train! Tu no et deus recordar, però un
dia que dinàvem a un tros de gespa de la ciutat (Jardinets de Gràcia?
Ciutadella?) jo estava acabant la lletra en anglès, i et vaig consultar
paraules. Te la vaig cantar, i em vas ajudar un xic. Els “whispers” i les “fears”
de la primera estrofa sempre em recorden a tu, perquè tu me les vas proposar.
Gràcies bonica!
Súper Oscar Mateos. Potser tampoc te’n recordes… Twocats a
Llinars enregistra el Father per a un CD de Kairoi. La lletra en castellà
estava tota feta, però jo encara no havia trobat la última frase. Jo vaig dir:
aquí diu “abrázame”, però després no sé què diu. I tu vas dir “dime quién soy”.
I mira, fins avui! Gràcies nen!
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Y en el capítulo 3...
¿cómo surgió la canción?
¡no se lo pierda! ¡quizás su nombre salga en pantalla!