Cuando algo te sirve para respirar y seguir vivo,
encapsularlo en una forma artística tiene su guasa. Es curioso, si més no.
Aún así, llamémoslas canciones.
Este fin de semana, cinco personas, con sus manitas y sus pies, sus ojos y sus
oídos, sus cabezas pensantes y sus corazones sintientes, sus pasados y sus
futuros, nos hemos metido en el precioso estudio de La casa murada a dar una
forma musical a pensamientos y sentimientos antiguos. A vestirlos con un traje.
Cinco músicos con sus cinco vidas.
Diez canciones, de diez momentos vitales diferentes. Y las
hemos tocado y grabado, en 48 horas. Todas juntas. Intenso. Agotador.
Interesante y gustoso.
Ellas, las canciones, se miraban las unas a las otras, como si estuvieran en la cola del médico, con tanto
recelo como eran capaces. Ni se reconocían. ¿Tú eres la que cantaba el coro?
Sí. ¿Y tú la de aquel amante que nunca existió? ¿Yo? No, el mío si que existió.
El fantasma es el de ésta. Oye, que fantasma lo serás tú y tus cursilerías,
balada de tres al cuarto.
Mientras ellas se acostumbraban a las distancias cortas que
van a tener que compartir durante años en el mismo circulito editado, o en la
misma “spotylista”, los cinco músicos
también estudiábamos, sin querer, nuestros mapas personales. Nos
aceptábamos antes de vernos, ya nos queríamos de entrada, decididos a que aquel
gran hermano sin cámaras resultara la más exitosa de las experiencias.
Un sevillano. Tres catalanes. Una almeriense. Desde los años
de amistad y de directos precipitados, hasta los tema por estrenar, escuchados
por primera vez. Hacer música debe de ser eso. Mirarse un poquito pa' dentro y
juntarse con otros. Y hacer una foto del momento. Como dirían ellos (mi primo
Morta también) tan sólo una versión de los temas, que si los grabaras la semana
que viene resultaría otra bien distinta.Y disfrutar, por supuesto, que para eso estamos vivos.
Enric tocó las canciones que conocía desde hace tantos años. Las
re-tocó, y las engrandeció, com sempre.
Con el cariño del amigo y con la sabiduría del músico. Y con la ilusión
traducida no sólo en líneas melódicas, sino también en horas extras, en
criterio y en buena compañía (y en renuncias que desde aquí ya agradezco, justo
este finde…).
Xavi, aparte de tocarlas, se las había mirado, mimado y re-formulado durante
muchas horas previas. Se las hizo suyas y les habló al oído, a cada una, para
que se sintieran agustito, la una al lado de la otra. Les dio forma y contexto. Y
las tocó como nunca. Y me repetía una y otra vez, con cariño y contundencia
“imagínatelas todas juntas, anda…”.
Joaquín llegó el viernes de Sevilla, y se quedó hasta el
lunes. Guitarra potente. Violín precioso y preciso. Y a la vez, una positivísima actitud que le sacaba punta a todos los lápices ("¡venga gente, actitud!" nos jaleaba desde su pecera una y otra vez). Años de carretera, que
tanto afinan un acorde o crean un buen final, como ponen una cara amable cuando
hace falta salir de la intensidad de muchas horas de estudio. Qué bueno y qué fácil
a la vez. Como los grandes, pasa dejándolo todo mejor, más bien puestecito en
su sitio y ordenado, sin casi levantar polvo.
Jordi es un buen bajista. Con todo lo que eso comporta.
Llega puntual. Toca con una elegancia y un gruve que tira patrás. Sin casi
hacer ruido recoge su ampli. Y hasta mañana. Otro, que si te despistas, pasa
desapercibido. Bueno, suerte que cuando le escuchas la maestría cae por su
propio peso.
Jesús nos grababa. Y nos animaba. Y nos ayudaba. Y todo lo
que podía hacer, lo hacía. Nos acogía en su casa-estudio, y estuvo mucho rato
hablando del “buen rollo” que transmitía lo que tocábamos. Así, es fácil
sentirse a gusto.
Y allí estábais todos los demás. Los REGOFUNDERS, los
primeros de la lista. Haciendo sonar vuestro apoyo previo y vuestra energía ¡Os
aseguro que llegó! Incluso apareció el domingo una súper comitiva representante
que nos subió la energía 10 puntos. Gracias a ellas son las fotos que iréis
viendo poco a poco.
Catacocha
Gratuïtat
Y qué le voy a hacer
Father
No para de llover
Pushing
No te salves
Paula
Sin regomello
Las sabanitas (qué versión, my god!)
Ale pues. El parto ya se dio. Un niño precioso de 10
canciones en las que aún faltan las voces.
¡Seguimos con la crianza!